Me acompañais ? vamos a iniciar un viaje al pasado, donde ? a MARVAO una de las villas mas bonitas que podeis imaginar, sin hablar del acceso que es de lo mas escarpado que he visto nunca, bueno sin contar el Everest, ni el Turmelec, etc, ya en serio, es una pasada, yo lo visité el dia 1 de Noviembre y celebraban la Fiesta de la Castaña , cuando subias hacia el pueblo de Marvao te deba la impresión que estaba suspendido en el cielo , sujeto por unas cuerdas invisibles y que alguien desde arriba las mantenia tersas, toda la villa esta cercada por una muralla y en la cúspide se encuentra el Castillo , de verdad digno de ver, os voy a poner un poco en antecedentes y os mostraré imágenes para que os enamoreis del paisaje y queris ir a ver su grandiosidad " in situ ", a todos los amigos que ibamos nos llamo la atención el silencio que se respiraba en las calles, parecia que estaba desierta, cosa de pelicula, unas fachadas encaladas y ornamentadas con flores y plantas de distintas especies, comimos en un restaurante muy típico desde cuyo comedor y si estabas sistuada al lado del ventanal ( que era nuestro caso ) parecia que estabas en el cielo, al menos lo intentabas tocar con la punta de los dedos .
Marvão es una villa portuguesa del Distrito de Portalegre, región Alentejo y subregión del Alto Alentejo, con cerca de 600 habitantes.
Es sede de un municipio con 154,85 km² de área y 4.029 habitantes, subdividido en 4 freguesías. El municipio limita al norte y al este con España, al sur y al oeste con el municipio de Portalegre y al noroeste con Castelo de Vide.
La Raya es un territorio de frontera que separa los países de España y de Portugal, pero es sobre todo una región singular, un territorio de nadie que no se puede constreñir al orden político del momento porque las características que le son propias lo impiden. Es la única región que no sale en los mapas y al que se recomienda ir al menos una vez en la vida.
En toda la franja que divide los dos países nos detenemos en Extremadura y Portugal, donde los pueblos que componen este secreto territorio comparten historia, un habla que es híbrido entre dos lenguas, gastronomía y tradiciones desconocidas, paisajes y encantadoras villas, como Marvão, un escenario medieval de película.
La villa de Marvão la encontraremos en el distrito de Portalegre, en el interior de la región de Alentejo, a unos 20 kilómetros de distancia de Valencia de Alcántara, otra villa situada al otro lado, en Extremadura.
Marvão debe su nombre a Ibn Marwan al-Yil'liqui «El Gallego» (muerto sobre 889), líder de un movimento sufista del Al-Ándalus, que se alzó en armas contra los emires de Córdoba y creó el reino de Badajoz hasta la instauración del Califato de Córdoba en 931. Ibn Marwan tenía refugio en el actual Castillo de Marvão.
La etimología revela algo más que una simple curiosidad: deriva del nombre propio árabe Ibn Marwan al-Yil·liqui , traducido por “hijo del gallego”, el fundador del antiquísimo reino de Badajoz.
Bajo este territorio se disipaban, claro, las actuales líneas fronterizas y se reunían bajo un mismo territorio aquellas villas y gentes que hablaban la misma lengua, que compartían la misma historia y que compartían vecindades, caminos, costumbres. Hoy Marvão ha quedado como una villa de encanto donde sus monumentos cuentan una historia tan intensa como el silencio que produce contemplarlos.
Todo le recuerda al visitante que fue una villa medieval y este un territorio muy disputado entre las diversas culturas que habitaban el territorio al Norte y al Sur, de modo que traspasado su potente muralla de piedra se organiza la villa irregularmente con los balcones de hierro. Más por las sensaciones que produce que por rigor histórico, no falta quien asegure que debió fundarla un personaje llamado Marvan, cuya traducción a nuestra lengua equivale a “agradable, a suave”. Es delicado, como todas las obras árabes en nuestro país, y es imponente, como el paisaje a uno y otro lado de La Raya.
Hoy los viajeros visitan los monumentos de Marvão como el Castillo, unas de las fortalezas más relevantes a este lado del río Tajo, la ciudad Romana de Ammaia, los puentes de como el de Ponte Quinhentista, las chozas del término que recuerdan las pallozas gallegas y los templos, como la ermita de Nostra Senhora da Penha.
Aquí descansa la historia y las tradiciones menos conocidas de nuestro país y del portugués, un silencio al que si se le hace hablar descubre nuevos puntos de vista, nueva configuración, nuevo territorio. El paisaje difumina las líneas y las fronteras uniéndolas en una sola y cuyo puente lo tiende el viajero que descubre.
Calles recónditas que nos llevan a un viaje inimaginable. |
Estamos en el medievo |
Que vista tan impresionante |
Rodeada de murallas la vista impresiona |
Vista desde el castillo de Marvao |
! Que valle ! |
Lo mas dificil es no imaginar cosas bellas desde este paraje |
Muralla que circunvala la Villa |
Otra perspectiva de esta Villa llena de encanto y nobleza |
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